Ideología

Una agrupación islámica moderada, políticamente reformista y moralmente ultraconservadora.

El fin último de los Hermanos Musulmanes es extender las leyes y los principios islámicos contenidos en el Corán y en la sunna (dichos y hechos del profeta Mahoma) a todos los aspectos y rincones de la vida (personal, social, político, económico y cultural), de una manera gradual y pacífica. Desde los momentos de la andadura de la cofradía islámica ante los salvadores principios islámicos, se interponen los cantos de sirena de la cultura materialista, individualista y depravada de occidente, cuyo último fin es acabar con el islam. No obstante, la interpretación realizada por los HHMM de algunos principios políticos ha cambiado a lo largo de los años. El más claro ejemplo es su visión sobre el multipartidismo, condenado por el fundador de la cofradía, Hasan al-Banna, pero defendido por los actuales líderes políticos.

Los HHMM creen en un sistema político democrático, republicano y parlamentario en el que el pueblo sea la fuente de todos los poderes. Creen también en la alternancia en el poder, en la separación de los tres poderes y en la libertad de expresión, como lo han plasmado en varios documentos desde los años noventa y especialmente en la iniciativa política presentada en marzo de 2004. En definitiva, insisten en que no pretenden crear un régimen islámico al estilo iraní, sino un estado civil fundamentado sobre bases islámicas, al que se ha de llegar y mantener a través de las urnas.

No obstante, en el desarrollo político de estas bases islámicas incurren en varias contradicciones con los principios democráticos que preconizan, ya que al considerar el islam principio y fin de toda las cosas, ante cualquier conflicto surgido entre los principios civiles y religiosos, estos últimos son los que prevalecen. La principal contradicción en sus planteamientos es su negativa a que un cristiano copto o una mujer puedan ocupar los cargos de presidente del país o de primer ministro. Pero también hay otras, como la obligatoriedad de guardar las costumbres islámicas en los lugares públicos, el no reconocimiento oficial de otras religiones más allá del cristianismo y el judaismo, el que el principal papel de la mujer sea el que esta juega dentro de la familia, su propuesta de crear un órgano de ulemas que actúe como “consejero parlamentario” o el hecho de que defiendan que los medios de información deben jugar un papel moralizador y proselitista.

Desde el punto de vista económico apuestan por un liberalismo paternalista en el que los sectores estratégicos estén protegidos y controlados por el Estado y en el que el comercio sea redirigido hacia el mundo árabe, islámico y africano, antes que hacia otros mercados.

 

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